Legarda es un pequeño pueblo de Navarra, con apenas 100 habitantes a los que hay que añadir una vecina más, la sostenibilidad. Todos ellos están muy concienciados con el medioambiente. Por lo que en este caso no importan la cantidad de gente, sino la calidad de sus acciones.
Su primer proyecto, nacido en el año 2013, consistió en una instalación de placas solares fotovoltaicas y supuso el pistoletazo de salida en una carrera sostenible que le ha llevado a obtener, este año, el “Premio Conama a la Sostenibilidad en Pequeños y Medianos Municipios”, otorgado por el Congreso Nacional de Medio Ambiente.
En todo el pueblo se han tomado medidas como introducir bombillas LED en toda la red eléctrica, sistema de bombeo comunal para los huertos, uso de agua no potable para el riego, papeleras de separación de residuos en lugares públicos, clases magistrales de reintegración de la fauna silvestre…, e incluso un punto de carga gratuito para vehículos eléctricos.
Silvestre Belzunegui, alcalde de Legarda, lo tiene claro y así lo afirma: “que Legarda sea una localidad sostenible mejora la calidad de vida de sus habitantes y protege el ecosistema local”. Y añade: “la reducción de emisiones a la atmósfera, una mayor concienciación y sensibilidad con el medioambiente, la flora y la fauna y el fomento del autoconsumo, hábitos más saludables, ecológicos y de envejecimiento activo”.