El Congreso aprobó el pasado viernes el comienzo del trámite que dará luz verde a la denominada tasa Google en España y ya han saltado las alarmas al otro lado del charco. Trump afirma que Estados Unidos defenderá sus empresa y ya ha iniciado formalmente su investigación a España por esta tasa.

La guerra global por subir los impuestos a los gigantes tecnológicos continúa. El ‘Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales’, conocido popularmente como ‘tasa Google’, comenzará a cobrar un impuesto del 3% sobre sus ingresos locales a las grandes plataformas de Internet. A esperas de que Europa llegue a un acuerdo común, España adelanta por la derecha y aprueba su propia tasa con el voto a favor de todos los grupos, excepto el del PP, Ciudadanos, UPN y Vox; que han votado en contra.

Sin embargo, la tasa no será efectiva hasta casi el fin de 2020, lo que da tiempo suficiente a que la OCDE pueda llegar a un acuerdo para una a nivel mundial. De esta manera, la aplicación de esta tasa ya no sería unilateral, y Estados Unidos no podría tomar medidas contra España ni contra otros países que adopten medidas similares. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha explicado que esta tasa tendrá un «carácter transitorio hasta que se apruebe una normativa a nivel mundial o al menos europeo».

Tú me pones tasas, yo aranceles

España aprobó la tasa Google el 18 de enero de 2019 mientras en el ámbito internacional se trataba de buscar una solución de presunta justicia contributiva en consenso entre los países de la OCDE. El objetivo era acordar una tasa que sirviera para todo el planeta y no sólo para Europa. Sin embargo, España ya dejó claro que quería dar ese paso a la caza de recaudación, aunque fuera en solitario.

Seis meses después, en julio de 2019, Trump se apuntaba otro enemigo más: Francia. Tras la aprobación de la tasa por parte del Senado galo, Trump volvía con sus amenazas, esta vez, con aranceles al vino francés.

No obstante, Trump no llegó a imponer ninguno de los gravámenes a Francia dado que ambos países lograron un acuerdo al respecto el pasado enero por el que París se comprometió a retrasar el cobro del impuesto en el 2020 a cambio de que Washington renunciase a subir los aranceles al vino y otros productos galos.

EE.UU abre una investigación formal

Ante este movimiento, la administración del presidente de Estados Unidos, se ha dejado de amenazas y ha comenzado los trámites oficiales. Desde la Agencia de Comercio de los EE.UU (USTR) han reaccionado lanzando una investigación de la «Sección 301» hacia los países que como España han adoptado esta tasa y son considerados aliados comerciales. Otros países que están siendo observados de cerca son Austria, Brasil, República Checa, la Unión Europea, India, Indonesia, Italia, Turquía y el Reino Unido.

El objetivo es determinar si impuestos sobre los servicios digitales como el ya aprobado por Francia el año pasado discriminan contra gigantes tecnológicos estadounidenses como Apple, Alphabet (Google) o Amazon, entre otros. La Sección 301 de la Ley de Comercio es la misma que respalda buena parte de los aranceles impuestos a China.

Asimismo, buscan determinar si la tasa es injustamente retroactiva y «posiblemente irrazonable» en el sentido de que divergen de las normas internacionales. «Estas desviaciones pueden incluir: extraterritorialidad; gravar los ingresos, no los beneficios; y el propósito de penalizar a compañías tecnológicas particulares por su éxito comercial», aclaró el USTR. El análisis iniciado el pasado martes todavía se encuentra en su fase inicial, por lo que el USTR únicamente ha pedido comentarios y sugerencias de las partes potencialmente involucradas en el caso.