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Strong Customer Authentication: una prueba de fuego para Europa

Durante la mayor parte del siglo pasado, la globalización ha sido impulsada desde las grandes empresas. El propio término multinacional evoca la imagen de una corporación gigante cuyas delegaciones están presente en todos los rincones del mundo. Internet ha cambiado esta ecuación de manera significativa. Con un mundo sin fronteras y sin parangón, permite que prácticamente cualquier negocio, no importa su tamaño, llegue a sus potenciales clientes en cualquier lugar. Para Europa, el proyecto de un mercado único digital en la Unión Europea ha añadido una dimensión política al progreso tecnológico.

Homogeneizar la regulación y facilitar las actividades transfronterizas online, tanto para las empresas como para consumidores, ha desempeñado un papel importante a la hora de permitir a una nueva generación de fundadores europeos crear y desarrollar empresas en Internet a escala paneuropea. Empresas como Typeform de España, Doctolib de Francia, Catawiki de los Países Bajos o Voi de Suecia se han expandido por todo el continente en muy poco tiempo, cosechando historias de éxito económico de la integración europea.

Sin embargo, se avecina un cambio en el ecommerce europeo con un impacto a gran escala. La Autenticación Reforzada del Cliente (SCA) será una de las normativas que más van a alterar el mundo de los pagos en décadas, tanto para los comerciantes como para los consumidores. Se ha hablado mucho de su impacto potencial y aunque ayudará a combatir el fraude online, las pérdidas económicas que se derivan de las nuevas normas podrían ascender a 57.000 millones de euros en todo el continente, debido a la mayor fricción en los procesos de pago.

En Stripe, estamos haciendo todo lo posible para preparar a los comerciantes de todos los tamaños y asegurarnos de que estén listos para el 14 de septiembre, fecha en la que entra en vigor la SCA. Hemos hablado con clientes, reguladores y legisladores, actualizado nuestra gama de productos, elaborado guías, celebrado eventos y enviado notificaciones sobre lo que va a ocurrir con esta nueva normativa. Muchos de nuestros colegas y otros grupos del sector han estado haciendo lo mismo.

Pero la realidad es que unas semanas antes de que la SCA entre en juego, una gran parte de la industria no está preparada para este cambio sísmico. Así pues, el 21 de junio, la Autoridad Bancaria Europea (ABE) publicó un dictamen que abrió la puerta a los reguladores nacionales para retrasar la fecha de aplicación de la normativa SCA. Aunque esto se hizo con la buena intención de dar a la economía online europea más tiempo para prepararse, en realidad ha confundido aún más una situación complicada al aumentar el nivel de fragmentación en todo el continente de una manera que podría constituir una amenaza real para el mercado único digital.

La perspectiva de que los distintos reguladores nacionales interpreten las orientaciones de la ABE de forma diferente y establezcan sus propios planes de trabajo y plazos de ejecución de duración variable es preocupante. Añadiría una capa extra de complejidad a un reglamento ya de por sí complejo, y podría tener consecuencias muy perjudiciales para el comercio online. Después de todo, los pagos transfronterizos se han convertido en la norma: un estudio encargado por Stripe a principios de este año mostró que el 70% de las empresas online venden internacionalmente, muchas de ellas desde el primer día.

Si existen diversidad de reglas por parte de múltiples actores en los diferentes países significará una desintegración de la idea europea de un mercado único digital, al menos desde una perspectiva económica. Una declaración conjunta del sector del comercio electrónico y de los pagos reconoció la amenaza de la fragmentación, argumentando que una aplicación desigual daría lugar a «experiencias de usuario incoherentes y confusión para los consumidores».

Y no es para menos. Ya estamos viendo una disparidad en la forma en que los reguladores han asumido las directrices de la EBA. Algunos legisladores adoptaron un punto de vista liberal sobre la conveniencia de retrasar la aplicación de la ley. Francia, por ejemplo, mencionó un proyecto de retraso de tres años sin condiciones. Algunos países amenazaron con no aceptar la oferta en absoluto. Otros han encontrado un término medio: el Reino Unido y Alemania se enfrentan a un retraso de 18 meses. Esto podría significar que los pagos en una jurisdicción necesitan ser doblemente autenticados, y en otras no. Es poco probable que obtengamos más claridad sobre qué debemos esperar antes de la fecha límite de septiembre. En este punto, hay dos conclusiones que se pueden sacar de esta situación:

Siendo pragmáticos, es importante que las empresas en Internet sean conscientes de que, si bien puede haber un retraso en la aplicación de la ley por parte de algunos reguladores de los países, deberían seguir centrándose en prepararse para la SCA, entre otras cosas porque algunos bancos emisores pueden decidir no aceptar la propuesta de retraso y, en su lugar, aplicar la SCA desde el primer día. A pesar de que la fecha exacta de aplicación puede no estar clara, existen soluciones listas y en espera para ayudar a los comerciantes a alcanzar el cumplimiento y mantener sus tasas de conversión. Estas soluciones pueden ayudarles a aplicar exenciones de SCA siempre que sea posible y garantizar que la doble autenticación sólo se aplique cuando sea necesario.

Siendo más genéricos, el debate actual sobre el retraso en la aplicación de la SCA será una prueba decisiva para el enfoque unificado de Europa en materia de regulación de la tecnología. En tiempos de un creciente nacionalismo, la Unión Europea ofrece un contra modelo de cooperación e integración, pero sólo si los reguladores nacionales llegan a un consenso sobre cómo abordar el retraso en la aplicación de la ley en los distintos Estados miembros.

Cualquier otra cosa enviaría una señal perjudicial en tiempos de incertidumbre y debilitaría considerablemente el mercado único digital. Además, dado que SCA no se aplica a las empresas no pertenecientes a la UE, supondría una desventaja real para las empresas tecnológicas europeas. En interés de la economía digital de Europa, esperemos que los reguladores nacionales encuentren una forma de armonizar la introducción de las nuevas normas.

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