Apple presentó en la tarde de ayer sus resultados financieros de su segundo trimestre fiscal. Conocida la desaceleración de las ventas de sus últimos modelos del iPhone, estaba claro que la compañía tendría problemas a la hora de continuar su racha de crecimiento sostenido – y vertiginoso – que venía experimentando en los últimos años.
La compañía de Cupertino reportó ingresos por valor de $50.600 millones para los tres meses de enero hasta marzo, lo que supone un descenso del 13% con respecto de idéntico periodo del ejercicio anterior.
Esto supone el primer trimestre en negativo desde hace 13 años, es decir, tras 51 trimestres de resultados positivos de forma consecutiva, o lo que es lo mismo entre abril de 2003 y diciembre de 2015. Durante estos 13 años, la facturación de la compañía creció desde los 1.500 millones de dólares (Q3 de 2003) hasta tocar cielo en el Q4 de 2015, cuando alcanzaron los 75.900 millones de dólares de facturación.
Para Tim Cook, CEO de Apple, «todas las cosas buenas llegan a su fin, y finalmente la fecha de Apple acabó ayer por la noche», dijo, al tiempo que señalaba «al entorno macroeconómico» como el culpable «de la pausa de nuestro crecimiento».
Tras presentar sus resultados, Apple perdía en bolsa cerca de un 8% su cotización por acción, lo que supone una caída en el mercado bursátil total de 45.000 millones de dólares, dejando la valoración de la firma en próxima a los 580.000 millones de dólares.
Una pausa que durará, al menos, tres meses más, ya que para el trimestre en curso, las expectativas de la compañía pasan también por una disminución en sus ingresos.
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