La Comisión Europea ha confirmado la retirada de la propuesta legislativa conocida como greenwashing. Se trata de un reglamento que buscaba exigir a las compañías pruebas científicas estrictas para respaldar sus afirmaciones ecológicas. La resolución ha generado inquietud entre expertos en sostenibilidad y áreas como la moda, que confiaban en esta directiva para definir normas comunes ante el uso discriminado de etiquetas como «eco», «natural» o «respetuoso con el medio ambiente».
El comunicado fue realizado por Maciej Berestecki, portavoz comunitario de Medioambiente, en una rueda de prensa. “En el contexto actual, la Comisión tiene intención de retirar la Directiva sobre Declaraciones Medioambientales (Green Claims Directive)”, señaló sin detallar los motivos de la decisión ni los pasos que seguirán.
Un retroceso en la legislación verde
La Green Claims Directive, presentada en septiembre de 2023, buscaba principalmente prevenir el greenwashing, la práctica de presentar productos como ecológicos sin fundamentos científicos. Para lograrlo, exigía que las alegaciones medioambientales estuvieran avaladas por evidencias ampliamente reconocidas, significativas en el ciclo de vida del producto y comprobadas por terceros.
Con su retirada, estas declaraciones solo se rigen por la Directiva de Empoderamiento del Consumidor, un reglamento más amplio que combate las prácticas comerciales injustas, pero sin definir normas técnicas concretas en materia ambiental.
Esta decisión se añade a otros retrasos recientes en la legislación ecológica. El Consejo de la UE aprobó el aplazamiento de dos años para la entrada en vigor de la Directiva sobre Información Corporativa en Sostenibilidad (CSRD), la cual exigirá a las grandes compañías informar sobre sus efectos en el medio ambiente, las comunidades y la gobernabilidad.
Sectores como el de la moda son especialmente sensibles a esta retirada. La industria textil había demostrado un gran interés en la directiva, dado que ofrecía la oportunidad de crear un lenguaje común en materia de sostenibilidad y homogeneizar los criterios para la validación de etiquetas medioambientales. Numerosas marcas, que han hecho progresos importantes en términos ecológicos en los últimos años, perciben en esta ley una oportunidad para destacarse con apoyo oficial. Sin un marco equilibrado, temen que la competencia desleal de aquellos que emplean etiquetas sin justificación, pueda debilitar la confianza del consumidor.
Nuevas implicaciones políticas y ambientales
Organizaciones como el Bureau Européen des Unions de Consommateurs (BEUC) o la Fundación Changing Markets han hecho una dura crítica a la eliminación de la directiva, alertando que, sin una ley concreta, se incrementará la confusión entre los consumidores y se promoverá el greenwashing. Afirman que la decisión debilita la transición ecológica europea y deja sin herramientas claras a aquellos que sí defienden la sostenibilidad con criterios verificables.
Además, la eliminación de la regulación supone un paso atrás en la creación de un marco legal común en el mercado único europeo, lo que podría provocar diferencias entre los Estados miembros al regular las reclamaciones ambientales y dificultar los intentos de armonización legislativa en torno a la sostenibilidad.
Mientras tanto, empresas y consumidores esperan una nueva guía que asegure una verdadera transparencia en el mercado ecológico europeo.