Las fintech han llegado para quedarse, también en nuestro país. Se trata de empresas que aportan servicios financieros a través de las nuevas tecnologías digitales. Estos startups reducen costes a la vez que aportan un servicio de eficiencia al cliente y se caracterizan sobre todo por la facilidad para los usuarios de contratar y usar los servicios financieros ofrecidos. En resumidas cuentas, se trata de la digitalización del sector financiero.
La actual proliferación de las empresas de tecnología financiera se debe en gran parte al creciente número de usuarios de servicios de banca móvil y personas interesadas por el mundo de la criptomoneda que han decidido entrar en el mercado de criptomonedas. En nuestro país hay unas 300 empresas en el mercado de las fintech, que van desde las plataformas de trading hasta las herramientas de finanzas personales, pasando por las gestorías y las plataformas de transacciones de criptodivisas. El creciente número de empresas de este tipo es muestra de la gran importancia actual del mercado fintech.
La evolución histórica de las fintech
Para entender el estado actual de la industria debemos remontarnos hasta la segunda mitad del siglo XIX. Fue en 1866 cuando el mundo de las comunicaciones daría un giro brutal. En este año se desarrolló con éxito el primer cable telegráfico transatlántico. Hasta entonces cualquier mensaje entre el continente europeo y el americano hubiera tardado días en llegar en barco.
Esta tecnología abre el camino a sistemas más avanzados y cada vez más eficaces. Cuando verdaderamente surgieron los primeros atisbos de la fintech fue en la década de los 50: Frank McNamara fundó Diners Club, la primera tarjeta de crédito de la historia. Esta etapa se conoce como Fintech 1.0.
La época Fintech 2.0 se caracterizó por la llegada de los primeros cajeros automáticos. Una vez más, este servicio proporcionaba una alternativa a la interacción con personas en la oficina bancaria y permitía a los clientes acceder a sus activos fuera del horario de la oficina. En la segunda mitad del siglo XX los pagos electrónicos se hicieron cada vez más comunes, muestra de la rápida evolución del uso de la tecnología digital en los servicios financieros.
A partir del 2008 podemos decir que comienza la época llamada Fintech 3.0, por la que está pasando el sector actualmente. En estos momentos ya no se trata de la banca tradicional que incorpora la tecnología digital a su funcionamiento, sino que se suma un gran número de startups financieras de cero relación previa con este mundo. Hoy en día lo que se entiende por una empresa fintech es una compañía de tipo startup que existe y opera online de manera totalmente digital.
En España, este desarrollo de estas empresas fintech ha tenido y está teniendo un impacto muy significativo en la economía. En ciertos puntos del Estado este sector se nutre de un ecosistema muy favorable. Es el caso de Barcelona, conocida como la capital del fintech del país. En el 2018 las startups de tecnología financiera crecieron en un 53% de un año para otro en nuestro país y, según algunas fuentes, España ocuparía el sexto puesto en el ranking de países con mayor importancia en el mercado fintech.
En conclusión, las empresas fintech han venido para quedarse y su evolución marca una era de profundos cambios en el funcionamiento del sector financiero. El lugar que ocupa España en todo esto resulta de bastante importancia y seguramente las fintech nacionales crecerán mucho más como sector en los próximos años.
