
¡Truco o trato! ¿Quién no ha coreado este lema en Halloween? Adultos, no seáis nostálgicos. Los «mayores» también pueden tener su dosis de sustos y sudores fríos sin tener que esperar necesariamente al 31 de octubre… Solo tienen que entrar en la escena del crimen más famosa de todas: Internet.
Aunque Internet forma ya parte de la vida cotidiana de miles de millones de personas, navegar no siempre está exento de riesgos, especialmente cuando se realizan compras online. Hay un riesgo elevado de que se filtren datos personales. Hackers, virus, Dark Web (…), el vocabulario propio de la Web se inspira en las películas de terror… ¡y con razón! Describimos los 3 escenarios de pago online que pueden salir (muy) mal.
«La habitación del pánico»: ¡alerta a los ladrones encubiertos!
Según un informe de PayPal, el 62% de los encuestados españoles reconoce que ha abandonado una compra en Internet en alguna ocasión, siendo las principales razones para ello no poder pagar con su método de pago preferido (30%) y la preocupación por la seguridad de la operación (31%). En este sentido, la seguridad del proceso de pago es una de las principales preocupaciones de los consumidores. Esto no se debe al azar: todo el mundo ha sufrido o conoce a alguien que ha sido víctima de una estafa online. Según el Observatorio francés sobre la Seguridad de los Medios de Pago, en 2020 se pagaron casi 150.000 millones de euros en línea utilizando una tarjeta bancaria. Estas operaciones están especialmente en el punto de mira, ya que representan el 83% de los importes defraudados.
En cuanto a las técnicas de fraude para los pagos en línea, el método preferido de los piratas informáticos sigue siendo el robo de identidad. Podría costar 206.000 millones de dólares en 2025. ¿Están los internautas condenados a sufrir esta «masacre de la motosierra» cibernética?
Desde el auge de las compras online con la crisis sanitaria, se multiplican las barricadas para proteger a los consumidores. Por ejemplo, la Segunda Directiva de Pagos (PSD2) y las Normas Técnicas de Regulación (RTS por sus siglas en inglés) se aprobaron para proteger a los consumidores introduciendo nuevas obligaciones en materia de autenticación de pagos. En la actualidad, alrededor de un tercio de los pagos con tarjeta por Internet están sujetos a la autenticación de doble identidad. Sin embargo, para no amenazar el nivel de ventas de los marketplaces, les interesa rodearse de socios que puedan ofrecer capacidades de servicio completas para limitar al máximo el impacto comercial sin sacrificar la experiencia del cliente.
«Saw»: una pesadilla para el cliente
Como resultado directo de la PSD2 y de las medidas de autenticación, la penetración de las aplicaciones de banca móvil está aumentando considerablemente. De hecho, el 72% de los compradores online se han descargado la aplicación de su banco y casi todos la utilizan cuando se autentifican para completar una compra online. Aunque los usuarios son resistentes, esta nueva realidad puede ir en contra de los ideales de una compra rápida y sin trabas. Del mismo modo, mientras los consumidores son cada vez más partidarios de soluciones innovadoras como los monederos o el pago instantáneo, la mayoría de las empresas se quedan atrás…
En este sentido, la experiencia del cliente que se ofrece en un marketplace juega un papel determinante en la tasa de conversión. Una experiencia de pesadilla es una forma segura de alejar a los clientes. Para convertir las visitas en ventas, los marketplaces tienen que afrontar el problema e invertir prioritariamente en la optimización de los métodos de pago (en ordenadores y smartphones). A veces, basta con pequeños ajustes para que las compras online sean un verdadero placer, garantizado sin trabas.
«Halloween Kills»: Vuelve la saga
Una vez que se ha colocado un pedido online en la cesta de la compra y se ha iniciado el proceso de compra, ¿es ese el final de la historia? Suspense, suspense… No, el viaje del cliente no termina ahí. Si ofrecer una experiencia de pago más fluida es una verdadera palanca de fidelización, es esencial ofrecer varios métodos de pago, no sea que Michael Myers aparezca de entre los muertos.
Muy de moda, cada vez son más los marketplaces que ofrecen servicios de pago fraccionado a sus clientes. Para muchos expertos, como nuestro CEO en MANGOPAY, Romain Mazeries, el pago en tres plazos sin gastos crecerá con fuerza en los próximos meses, gracias al auge de la digitalización. Para los consumidores, esta opción tiene la ventaja de evitar quedar en descubierto o alcanzar el límite de la tarjeta bancaria.
No obstante, hay que tener cuidado con los abusos. Legislar los pagos fraccionados para regularlos mejor y limitar cualquier riesgo de sobreendeudamiento será fundamental. Además, a los marketplaces les interesa recurrir a socios capaces de controlar y garantizar la solvencia de los consumidores que desean pagar a plazos. De lo contrario, ten cuidado de que el «compre ahora y pague después» no se convierta en «no pague nunca».