En la lucha de los pequeños comercios tradicionales contra el dominio de los gigantes del comercio electrónico, el servicio de entrega es el principal campo de batalla. Salirse de las estrategias de proceso convencionales puede ofrecer una ventaja competitiva si se diseña de forma adecuada.
Existe una clara diferencia en la productividad de las empresas multinacionales, donde las nuevas tecnologías se aplican más rápidamente, con índices de productividad más altos, y las empresas con menor alcance geográfico y menos recursos que, a pesar de su menor eficacia y dificultad para modernizarse consiguen sobrevivir.
Asimismo, los pequeños comercios, menos ágiles, no disponen de espacio de almacén o infraestructuras para competir con las grandes marcas, y no pueden justificar este tipo de inversiones debido a que sus márgenes son muy ajustados. Saben que tienen que igualar las condiciones para el pequeño comercio y atrapar a las grandes empresas, por lo que están buscando la manera de simplificar las operaciones para satisfacer las exigencias crecientes de los consumidores – y el envío directo es una opción.
El dropshipping o envío directo es una fórmula que permite a los pequeños comercios vender un producto sin necesidad de almacenarlo. Cuando el consumidor cursa el pedido, el minorista solicita el producto al fabricante. Y el fabricante lo entrega directamente al cliente. Según el Journal of the Operational Research Society, el promedio de beneficios de los fabricantes que realizan envíos directos es un 18.33% superior al de los fabricantes que continúan utilizando los métodos convencionales. Bien gestionado, el envío directo es una opción beneficiosa tanto para minoristas como para fabricantes.
Los Estados Unidos son los pioneros del envío directo. Las investigaciones de eCommerce Drop Shipping Standards muestran que entre un 22% y un 33% de los minoristas de los EE. UU. que venden por internet ya utilizan el envío directo como método principal para la entrega de sus pedidos, cifra que se prevé que crezca en los próximos años. Europa va a paso más lento, pero con un mercado de embalaje similar al de los EE. UU., el envío directo podría tener un crecimiento y éxito similar en Europa.
Ken Chrisman, presidente de la división Product Care de Sealed Air, líder mundial en soluciones de embalaje y tecnología, habla sobre los riesgos de utilizar el envío directo y cómo reducirlos, conservando siempre la competitividad y la rentabilidad.
Con un escenario en la venta al por menor en fase de gran actividad, a las empresas les resulta cada vez más difícil satisfacer las cambiantes exigencias de los consumidores sin dejar de ser competitivas y obtener beneficios.
Aunque las ventas del pequeño comercio en línea representan menos del 10% de las ventas al por menor totales de Europa en estos momentos, las previsiones sugieren un aumento de esta cifra hasta casi el 15% en 2020, ya que los consumidores siguen sumándose a las compras en línea.
En un entorno volátil y omnicanal para el pequeño comercio, los minoristas deben asegurarse de utilizar las estrategias correctas para conservar a sus clientes, atraer clientes nuevos y mantener su rentabilidad.
La nueva realidad del proceso de gestión de pedidos
Para los minoristas que venden en línea, escoger el proceso más adecuado es crucial. Agilizar el proceso de gestión de pedidos es fundamental para mejorar la productividad.
Es de sobra conocido que muchos minoristas están luchando para hacer frente al rápido crecimiento de las ventas en línea. Estas son algunas reflexiones para estas empresas: ¿Van a cambiar a un modelo de negocio basado en el comercio electrónico? ¿Cómo van a pagar las infraestructuras necesarias para hacerlo? ¿Qué gastos adicionales deberán asumir? ¿Sigue siendo necesario tener una tienda física? Las preocupaciones son infinitas, y el progreso imparable.
A medida que el comercio electrónico continúa ganando terreno, minoristas de todos los sectores buscan estrategias que les permitan satisfacer las exigencias del consumidor en cuanto a una entrega rápida y gratuita, y que les resulte rentable sin necesidad de utilizar muchos recursos.
Las marcas con tiendas físicas comienzan a fortalecer su oferta en línea y su proceso de entrega. Los comercios minoristas en línea complementan sus procesos exclusivos para comercio electrónico con envíos desde la tienda de manera que el personal de la tienda pueda dar respuesta también a los pedidos en línea. Otros están llevando a cabo cambios más importantes para convertirse en agentes omnicanal a gran escala.
Un gran paso hacia la estrategia omnicanal es el envío directo, que cada vez es más popular entre los minoristas que buscan afrontar el aumento de pedidos en línea.
Ventajas del envío directo
¿Por qué el envío directo? En primer lugar, porque es flexible y rentable. Por cada pedido realizado, el minorista paga una cantidad acordada previamente al fabricante, encargado de empaquetar el producto y entregárselo al consumidor. Si no se reciben pedidos, no hay gastos. Así de sencillo.
En segundo lugar, el envío directo evita la necesidad de espacio de almacenaje adicional. Con una previsión de gran aumento de los precios del espacio de almacenaje, cada metro cuadrado es muy valioso. Con la solución del envío directo, los minoristas y los gestores de procesos no se ven afectados por estos gastos.
En tercer lugar, eliminar el embalaje y envío de sus operaciones simplemente disminuye la complejidad del proceso para los minoristas. En teoría, los minoristas solo deberán preocuparse de ofrecer los productos que desean los consumidores y atraerlos para que compren en su tienda.
Y si el envío directo es una opción tan buena, ¿por qué no la utiliza todo el mundo? Porque escoger el envío directo como método principal de envío plantea algunos desafíos.
Dejar los aspectos del embalaje y envío en manos de otra empresa no es para nada sencillo. Aunque no de manera tan intensa como en otras opciones, surgen nuevas tareas y procesos. Las comunicaciones y el envío de información deben ser abiertos y transparentes.
El seguimiento y la trazabilidad de los productos enviados se convertirán en una exigencia aún mayor para garantizar una experiencia positiva al cliente. Además, si las negociaciones no se gestionan adecuadamente, las empresas acabarán pagando por el embalaje y envío más que si se encargasen ellas mismas.
Los productos dañados también pueden resultar un problema en caso de que los métodos de envío del fabricante sean discutibles. Los productos dañados no solo repercutirán en gastos financieros para la empresa, sino que también pueden afectar a la reputación de la compañía aunque el vendedor no sea quien realmente entregue el producto. Obligaciones contractuales claras, revisiones continuadas y controles de calidad frecuentes son decisivos para evitar estos problemas.
Según una encuesta de Sealed Air, el 38% de los consumidores afirman que recibir un artículo dañado hace que disminuya la probabilidad de que vuelvan a comprar a ese vendedor en el futuro, mientras que el 32% declara que el excesivo material de embalaje es una de sus mayores quejas en cuanto a las compras en línea. Si se opta por el envío directo, es importante hacerlo con el máximo cuidado, control y atención.
El futuro del proceso de gestión de pedidos
Sobrevivir y progresar en estos tiempos heterogéneos para los procesos será cada vez más complejo ya que cada una de las partes aspira a alcanzar su estado ideal de agilidad. Los minoristas deben seguir la corriente, pero al mismo tiempo deben intentar estar en la cresta de la ola para superar a la competencia.
El envío directo puede ser la respuesta para satisfacer las necesidades del proceso de pedidos para muchas empresas. Sin duda puede ser un método muy eficaz a corto plazo. Pero si los minoristas buscan ofrecer una experiencia realmente inolvidable al cliente, además de asegurarse el éxito comercial, deben asumir el control de toda su cadena de suministro y desarrollar una visión estratégica de las operaciones de proceso y entrega de sus productos.