Durante décadas hemos ido en coche al supermercado, al centro comercial e incluso a las tiendas locales para conseguir los productos que queríamos comprar, pero eso ha cambiado. Internet ha llegado y ha revolucionado el mundo del consumo. Basta con un clic en una foto de Instagram en la que se etiquetan los productos y podemos comprar lo que queremos directamente. Es decir, hoy en día ya no nos limitamos a comprar a través del ecommerce de las marcas que nos gustan, sino también a través de las redes sociales.
Ahora, cuando las marcas y los canales de marketing proliferan y compiten para estar a la altura de las crecientes expectativas de los consumidores en cuanto a experiencias digitales personalizadas, el papel de los contenidos comprensibles es mayor que nunca.
Los clientes son bombardeados diariamente por miles de mensajes y anuncios de marketing, y tienen mercados digitales enteros al alcance de la mano, pero sus clientes tienen la necesidad de sentirse vistos, escuchados y comprendidos. Por lo tanto, la mejor manera de que las empresas en línea conecten con los consumidores es estableciendo la confianza y construyendo una relación a través de un contenido eficaz y personalizado que ofrezca productos y contenidos valiosos a su consumidor cuando más lo quiera y necesite.
Los contenidos comerciales fusionan la venta al por menor y los medios de comunicación para hacer que las experiencias de los consumidores en línea sean personalizadas y rentables.
Desde el punto de vista de las redes sociales, Instagram es un ejemplo destacado. Una encuesta reciente de Tipser reveló que el 74% de los usuarios recurren a las plataformas de redes sociales para inspirarse en los productos, una etapa primordial del viaje del cliente a la que hay que dirigirse para lograr la conversión.