La directora general de Igualdad de Oportunidades y del Instituto de la Mujer, Carmen Plaza Martín, acompañada por la catedrática de Economía Aplicada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense e investigadora principal del estudio, Cecilia Castaño, ha presentado hoy los resultados del estudio “La brecha digital de género en España: análisis multinivel (España, Europa, Comunidades Autónomas)”, realizado por el Observatorio e-igualdad de la Universidad Complutense de Madrid y financiado por el Instituto de la Mujer.
En términos generales hay que constatar la importante difusión de las tecnologías de la información y la comunicación experimentada en España durante 2010. Como en otros contextos internacionales, el volumen de población usuaria de TIC ha aumentado de forma considerable en los últimos años. Pero a pesar ello, la brecha digital de género continua presente.
Para analizar la situación de la incorporación a las TIC desde una perspectiva de género, es necesario diferenciar la existencia de varias brechas digitales, coexistentes, aunque de carácter y alcance diferente:
- La primera brecha digital de género (BDG) aparece en el acceso a la tecnología.
- La segunda brecha se centra en la intensidad y las pautas de uso (conectadas a su vez con las de acceso, formación y habilidades).
- Finalmente, existe una tercera brecha digital de género, relativa al uso de los servicios TIC más avanzados, como la conexión a través de dispositivos móviles.
NIVEL NACIONAL
La generalización del acceso a Internet en nuestro país, durante los últimos años, ha contribuido a la progresiva reducción e incluso, en algunos casos, superación de la 1ª BDG (acceso a Internet). Entre 2004 y 2010, esta diferencia ha pasado de
Respecto a la 2ª BDG (grado de intensidad y diferencias en el uso de las TIC), hay que destacar también una tendencia igualadora. No obstante, en líneas generales, la frecuencia en el uso de Internet por parte de las mujeres es menor y los usos que mujeres y hombres hacen de las TIC son muy diferentes.
Cuando las tareas implican un mayor grado de habilidad técnica, el porcentaje de personas usuarias desciende significativamente y
Estar empleada o estudiando contribuye a mejorar la inclusión digital de las mujeres, reduciéndose la brecha a -0,1 entre quienes tienen empleo y superando las mujeres a los hombres entre estudiantes en 4,7 puntos.
En cuanto al tipo de uso, mientras ellos prefieren contenidos vinculados al ocio y al consumo, ellas recurren más a servicios relacionados con el bienestar social (empleo, salud y formación).
Otro aspecto incluido en esta 2ª BDG es el del comercio electrónico. En general las españolas lo utilizan menos pero superan a los hombres en la adquisición de productos de alimentación (34’6%), entradas para espectáculos (20’3%) o medicamentos (19’4%). Los hombres adquieren en mayor medida equipos informáticos (60’8%), juegos de ordenador (58’8%) o acciones y seguros (50’3%).
La 3ª BDG, relativa a los usos avanzados de Internet, se ha reducido significativamente en 2010 e incluso ha alcanzado ventajas femeninas en algunos apartados. No obstante, en la conexión a Internet mediante dispositivos móviles, el domino masculino es claro y el grado de desigualdad no es menor entre los más jóvenes. La formación tampoco contribuye a disminuir esta brecha, alcanzándose el mayor grado de desigualdad entre la población con estudios universitarios.