Hace apenas unas décadas el centro de atención estaba en la ‘deslocalización’ (off-shoring), la producción se trasladaba a lugares de costes más baratos como China o América Latina. Luego llegó una tendencia inversa con el nearshoring, empresas que llevan su producción más cerca de los mercados nacionales, como Estados Unidos cuando el precio del combustible y la mano de obra aumentó en otros lugares. Pero hoy en día en las economías conectadas a nivel mundial, se trata de algo que va mucho más allá que del mero coste. Y sin embargo, ahora el escenario ha vuelto a cambiar una vez más.
Con el next-shoring no se mueve la fabricación de un lugar a otro, sino que “se adapta y se prepara para poder fabricar en cualquier lugar”. Esta es la nueva frontera tal y como señala un informe reciente de McKinsey.
La diferencia es que el cambio revolucionario de hoy no es una cuestión de geografía, ni es una competencia entre países o continentes. Es una tendencia que conlleva algo mucho mayor y mucho más complicado, una tendencia que supone cambiar mentalidades, acceder a técnicas innovadoras de fabricación, pensar más allá de los números básicos y el uso de cadenas de suministro más eficientes.
En definitiva, se trata de cómo las empresas deben ampliar sus miras para tomar mejores decisiones de negocio. Eso es algo que hacemos todos los días en FedEx, ya que ayudamos a los clientes a encontrar soluciones creativas y eficaces en la cadena de suministro para llevar sus mercancías y productos a todo el mundo.
Debido a que transportamos por tierra, mar y aire, FedEx es testigo de las tendencias globales que afectan a todo tipo de industrias. Se viene observando una tendencia al alza en nuestro negocio de un mayor uso del transporte marítimo como modo de transporte, y no sólo del transporte aéreo express, del que somos pioneros y por el que somos conocidos.
A través de los 220 países y territorios en los que operamos, también hemos sido testigos de los cambios subyacentes en los salarios globales, el poder adquisitivo y los costes de energía. Por ello, dónde establecer su fábrica deja de ser un cálculo sencillo para muchas empresas. Dentro de Asia, la fabricación se está desplazando hacia el centro y el oeste de China, Vietnam, Malasia e Indonesia. Al mismo tiempo, China ya no es sólo un país productor es una fuente inagotable de innovación que ha pasado de estar al principio de la cadena de suministro a la mitad de la misma.
El comercio intrarregional con China está en auge, de hecho, en la actualidad representa el 37% del comercio total de la ASEAN con el corredor comercial intra-asiático reconocido hoy como el de mayor crecimiento del mundo.
Se prevé que los mercados emergentes en su conjunto llegarán a suponer un 66% de la demanda mundial en 2025. Así que para algunas industrias, puede tener más sentido mantener la producción en los mercados emergentes de Asia, en lugar de en EE.UU. o México, ya que están cerca de los grandes mercados de consumo de China y la India. Sin embargo, Canadá y México aún pueden verse como opciones atractivas para la fabricación por la misma razón, su cercanía a la gran potencia que es EE.UU. y las ventajas que acompañan al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Algunas compañías quieren estrechar sus lazos lingüísticos y conexiones culturales con el lugar donde están sus fábricas, mientras otros quieren el control de su negocio que sólo la proximidad puede proporcionarles.
Cruzar las fronteras es también un obstáculo para algunos, a pesar de que no tendría por qué ser así. FedEx trabaja con un sin número de clientes para agilizar el despacho de aduanas y garantizar que las reglas y regulaciones de importación/exportación no afecten a sus operaciones, incluso estando lejos de la sede de una empresa.
Pero las mismas medidas no valen para todos. China podría ofrecer economías de escala y una gran mano de obra, al ser un líder en la producción y en el mercado de la industria automotriz. Sin embargo, países como México y el Reino Unido también ofrecen la ventaja de mano de obra calificada en el sector. Las plantas de Nissan en Aguascalientes en México y el Sunderland en el Reino Unido son buenos ejemplos de por qué la producción no siempre se ajusta a los mismos criterios globales en el momento de elegir ubicaciones.
La tecnología innovadora también jugará un papel clave en el futuro de la fabricación, así como dónde se localiza ésta. McKinsey cita el avance de la impresión en 3D como una forma sorprendente en que las empresas podrían en realidad reemplazar a los proveedores tradicionales de piezas con el uso selectivo de las impresoras en su propia fábrica. Otros están trabajando en una mayor visibilidad de la mejor solución para los fabricantes, y cómo encajar en el complejo panorama mundial. Una herramienta de software llamada Cost Differential Frontier desarrollada por la Universidad de Lausana y apoyada por el Departamento de Comercio de Estados Unidos ayuda a las empresas a averiguar el mejor lugar para ubicar su empresa comparando el trabajo, la financiación comercial, el cumplimiento de la normativa, los costes de envío, así como las cuestiones de supervisión junto con los riesgos políticos y de seguridad.
Cualquiera que sea la solución, se trata de tomar una ventaja de acceso a las conexiones globales en muchas partes diferentes del mundo.
Los días en los que simplemente se evaluaba la mano de obra barata frente a la cara, se han ido. Para la mayoría de las empresas, en la próxima deslocalización o next-shoring no habrá sólo una cosa a considerar, sino muchas.
Los fabricantes modernos quieren variedad y flexibilidad en sus cadenas de suministro, lo que a cambio requiere múltiples y rentables conexiones a la diversidad.