Pensemos en cómo era el mundo hace tan solo unas semanas. Cómo era nuestro día a día, nuestro trabajo, nuestras relaciones, nuestras preocupaciones, … y nuestras compras. Ninguno de estos aspectos, ni de otros muchos en los que podamos reflexionar, serán igual después de esta crisis del Covid-19. Habrá una diferencia sustancial entre el antes y el después del coronavirus. En muchas facetas de nuestras vidas, pero, sin duda, también en nuestros hábitos de consumo, donde el confinamiento ya ha impactado y también marcará la etapa posterior a la pandemia global.
Y es que todos sabemos que, además del teletrabajo, que nadie discute como opción en este contexto, otro de los grandes salvadores de este “encierro” es el comercio electrónico, el ecommerce, la venta online. Los números ya hablaban de un crecimiento que estaba rompiendo récords en 2019, con más de 12.500 millones de euros, en el tercer trimestre de 2019 -tomando como fuente la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia-, con un incremento de un 23,5 por ciento más que durante el mismo periodo del año anterior. El consumidor online estaba cada vez más presente y con unas expectativas cada vez más altas, en las que la flexibilidad, la personalización, la rapidez y el coste son aspectos determinantes en su experiencia de compra. ¿Pero qué ocurría con los otros tres cuartos de la población española? Quizás no sentían la necesidad de comprar a través de Internet.
Sin embargo, el estado de alarma en nuestro país viró de la noche a la mañana la manera de consumir de los españoles. Era un cambio de modelo económico y de las adquisiciones realizadas durante este periodo. La crisis sanitaria ha hecho que, en España, la proporción de consumidores que optan por la compra a través del móvil, tablet u ordenador, se eleve más de 12 puntos, hasta un 37 por ciento, según un informe publicado por Capgemini Research Institute, bajo el título ‘El consumidor y el covid-19’, en la primera semana de abril.
De hecho, la situación de confinamiento ha tenido dos consecuencias en este sentido. Por un lado, ha forzado la reinvención de algunos negocios que aún no estaban presentes digitalmente y, por otra parte, el comercio electrónico se ha incrementado en algunos sectores, como la alimentación, hasta el punto de colapsar el sistema, que no era capaz de asumir un crecimiento tan grande en el volumen de pedidos, envíos y logística. A día de hoy, muchos almacenes están colapsados, los supermercados suspenden compras online y los transportistas no dan abasto.
Ante este nuevo contexto de compra y consumo, cuya tendencia ya se vislumbraba, pero irá a más en las nuevas condiciones que nos queden tras este confinamiento, se evidencia la necesidad de algunos cambios en el ecommerce, para lograr incrementar su competitividad, al mismo tiempo que se asegure la satisfacción de sus clientes. Porque los consumidores mirarán con lupa dónde comprar, con garantías y flexibilidad en la entrega.
La agilidad, la optimización del almacén, la gestión de un gran número de referencias y la capacidad para dar respuesta a los picos de demanda en el mercado, conforman los retos a los que se enfrenta el sector para conseguir dar respuesta al aumento de ventas y reducir costes en un mercado tan disputado. Y a ello, hay que sumar la experiencia del cliente a través de la customización. Un gran desafío, pero con solución.
En este contexto de desarrollo, la automatización de los procesos manuales en los almacenes es decisiva para ser más competitivos. Frente a los sistemas tradicionales person to good, en los que un operario es el que se desplaza físicamente por el almacén, las soluciones goods to person aportan una mayor eficiencia, eliminando el tiempo de desplazamiento. Por ejemplo, la solución de ecommerce de ASTI Mobile Robotics, a través de robots móviles, llamados eBOT 350, equipados con las últimas tecnologías, recogen las mercancías de las zonas de almacenamiento y las entregan en estaciones estáticas en las que el trabajador puede llevar a cabo la tarea que corresponda con total facilidad y ergonomía. Y con total seguridad.
Estos sistemas de automatización permiten ahorrar espacio de almacenamiento, ya que no son necesarios amplios pasillos para el tránsito de los operarios. Esto conlleva un incremento de un 3 por ciento en el número de picks por hora, con menor esfuerzo, gracias a que el operario no necesita moverse; aumenta un 12 por ciento la velocidad de entrega con total seguridad y agilidad. El transporte de mercancía hacia la estación se realiza forma fluida y uniforme. Las estaciones de trabajo independientes permiten que el personal pueda trabajar en paralelo sin entorpecer el trabajo del resto de operarios y sin contacto. Además, son sistemas flexibles que permiten su fácil escalabilidad, instalar o desinstalar, y apenas requieren infraestructuras. Permiten dar respuesta a picos de demanda, como Navidad, BlackFriday, Cybermonday o las rebajas de temporada.
Frente a la concepción tradicional de automatización como una gran inversión que necesita una gran infraestructura, los sistemas de ecommerce de este tipo pueden integrarse fácilmente en cualquier entorno, sin mucho espacio, para ayudar en la cadena de suministro del comercio electrónico. Es una solución flexible, escalable y que consigue, sin duda, la agilidad que este tipo de compras requieren.
El consumidor online siempre ha querido su producto en casa en 24 horas y lo más personalizado posible. Ahora, el click lo realizan muchas más personas y se irá incrementando. Cuanto más preparados estén los almacenes, más fácil será dar una respuesta rápida a la gran demanda, que se ha incrementado en este confinamiento.