El banco estadounidense Capital One reconoció hoy que piratas informáticos accedieron a los datos de cerca de 100 millones de solicitudes de tarjetas de crédito de sus clientes. La mayoría de estos datos eran nombres, direcciones, teléfonos, fechas de nacimiento o ingresos.
El FBI ha conseguido detener a la presunta responsable del robo, Paige A. Thompson, ya que se encontró en su vivienda una copia de la información hackeada. Thompson está acusada de fraude y abuso y va a comparecer el próximo 1 de agosto ante un juez, que será quien decida si fija o no una fianza.
«Si bien estoy agradecido de que el autor haya sido detenido, lamento profundamente lo que sucedió. Pido disculpas sinceras por la comprensible preocupación que este incidente debe estar causando a los afectados y me comprometo a repararlo«, dijo en un comunicado el consejero delegado de Capital One, Richard D. Fairbank.
Además, Capital One calcula que el robo le puede costar entre 100 y 150 millones de dólares entre abogados, seguridad cibernética y servicios bancarios a los afectados.