El sector logístico ha cumplido una función esencial de suministro durante la etapa más dura del confinamiento por la pandemia del coronavirus. Ahora, conforme el país avanza en la desescalada, el sector se va adaptando al ritmo de recuperación de cada fase.

La paulatina reapertura de los negocios supone un nuevo reto en estos espacios de almacenaje. El aprovisionamiento regresa con fuerza a los establecimientos y a los hogares (a través de la venta online) y el resultado son los almacenes a pleno rendimiento.

El desafío en la gestión de los almacenes es doble, puesto que también se deben adoptar las medidas básicas de higiene, el distanciamiento entre trabajadores, la desinfección y limpieza de los equipos de trabajo e instalaciones y el uso de Equipos de Protección Individual (EPI).

¿Cómo conseguir superar esta etapa con éxito? La clave radica, como casi siempre, en una buena organización.

Pautas para la organización del almacén ante la alta demanda

Desde hace unos meses, en los almacenes se ha trabajado frenéticamente para servir productos específicos relacionados con la alimentación y bebida, la higiene, la tecnología o la ferretería, generalmente, para venta online.

Ahora, con la paulatina reapertura de los comercios, sectores que habían sufrido con más intensidad los efectos de la crisis comienzan a recuperar su ritmo de trabajo habitual unido, además, a las nuevas exigencias laborales en materia de prevención laboral.

Para poder hacer frente a este ritmo, es conveniente prestar atención a los sistemas y procesos que ayudan a que el almacén funcione de manera fluida.

Para comenzar, y especialmente cuando necesitamos grandes cantidades de stock, es necesario aprovechar al máximo el espacio vertical y, para ello, la mejor solución son las estanterías metálicas. Dependiendo del tipo de almacén, la carga paletizada puede ser también un sistema eficaz de gestionar grandes volúmenes de mercancía.

En un almacén a pleno rendimiento es muy importante además seguir un sistema de almacenaje, como el ordenado (lugar único, fijo y predeterminado) o basarse el orden de llegada o según el flujo de entrada y salida. En este sentido, los más conocidos son el First in- First out (el artículo que entra primero sale primero) y en el Last in- Last out (el que entra el último es el que sale primero).

La preparación de pedidos cobra en estos momentos una importancia todavía mayor, especialmente cuando se trata de paquetes que llegarán al consumidor final. Es recomendable, además de elaborar y seguir un protocolo, hacer partícipes de este proceso a los clientes para afianzar su confianza.

Además, hoy más que nunca, en los almacenes habrá que tratar de prever las necesidades no solo en el corto plazo, sino también en el medio. Una tarea difícil en momentos de incertidumbre, pero que ha de tratar de compensarse con una adecuada gestión del stock.

Prevención laboral para evitar contagios

En los almacenes existen algunas medidas específicas que se pueden implantar para reducir el riesgo de contagio en el entorno laboral. La Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) recomienda en su guía que en los lugares dinámicos como los almacenes (donde es muy difícil acotar los espacios) se creen horarios específicos para la realización de cada actividad y se minimice el número de trabajadores que operan o circulan por la misma zona.

Una buena práctica es habilitar zonas de paso de un único sentido correctamente señalizadas para evitar que los empleados se crucen y poder facilitar así que se guarden al menos dos metros de distancia interpersonal.

En cuanto a la desinfección, además de los elementos de uso frecuente en casi todos los puestos de trabajo como pomos y barandillas, en un almacén es necesario prestar atención a las transpaletas y carretillas, que habrá que limpiar a fondo en cada cambio de trabajador.