A finales de 2015, Facebook aumentó su número de usuarios a 1.590 millones. Un incremento anual del 17% en el gigante de las redes sociales no se pude ignorar así como así. Lo mismo sucede con otras muchas redes sociales populares. Los 310 millones de usuarios mensuales activos de Twitter publican unas 347.222 veces por minuto. Muchos de ellos tuitean más de 100 veces al día y, existe una cifra mayor de usuarios que publican con una frecuencia menor a una vez al día. Se han compartido más de 40.000 millones fotos en Instagram desde su lanzamiento y a diario se publican más de 80 millones de fotos.
Según advierten desde Kaspersky Lab, esto es una cantidad de datos enorme: algunos son importantes, otros interesantes y otros inútiles. Las redes sociales, con sus propias reglas, funcionan como una extensión del mundo real (con un gran impacto en nuestras vidas offline), por ese motivo es necesarios tener en cuenta estas cinco reglas sencillas:
No hagas caso a los trols
Los trols de Internet son agitadores que se unen a las conversaciones para provocar a los usuarios. Puedes encontrar trols en cualquier parte: en foros, chats y en cualquier plataforma de comunicación online.
¿Cómo deberías hablar a los trols? ¡No lo hagas! Tan solo ignóralos. Muchas personas muerden el anzuelo y empiezan polémicos debates tratando de explicar sus puntos de vista y malgastando una gran cantidad de tiempo y de esfuerzo en vano.
No publiques ni compartas nada ilegal
Los Emiratos Árabes Unidos y Nueva Zelanda tienen leyes que castigan con severidad el troleo y el ciberacoso con medidas que van desde multas de 35.000 dólares a penas de prisión.
Sin embargo, en muchos países te pueden multar o incluso te puedes enfrentar a consecuencias más graves por publicar, compartir o realizar otras acciones en las redes sociales. Por ejemplo, dos hombres fueron condenados a cuatro años de prisión por haber creado un evento en Facebook en el que se fomentaba una revuelta. Un hombre de Bangladesh fue sentenciado a prisión por bromear sobre la muerte del primer ministro. Así que será mejor que conozcas las leyes de tu país y que las tengas en cuenta cuando publiques o compartas algo en Facebook o en Twitter.
No compartas scam
A menudo, los scammers engañan a sus víctimas con historias impactantes sobre bebés que mueren, cachorros que se ahogan o veteranos en apuros. Las publicaciones de scam van por las redes sociales disfrazadas de llamadas de ayuda. De hecho, se utilizan para el robo financiero, el phishing y para la difusión de malware.
Dichos mensajes se comparten muchas veces, pero una gran cantidad son scams. Las llamadas de ayuda de verdad suelen estar creadas por tu familia, amigos y amigos de amigos. Los concursos se organizan desde las páginas oficiales de las compañías y no los organizan extraños.
Por ello es mejor estar alerta y comprobar cada publicación antes de hacer clic en las opciones “Me gusta” o “Compartir”. ¿No quieres comprobar cada publicación de este tipo? Pues es mejor que no hagas clic, no te arriesgues a ser una víctima de scam o a que tus amigos lo sean.
Piensa en la reacción de los lectores
Puede que tengas a tus compañeros de trabajo, jefes y clientes entre tus conexiones de Facebook e Instagram. Por ejemplo, cuando solicitas un nuevo puesto de trabajo, desde recursos humanos querrán comprobar tus perfiles en las redes sociales. Plantéate qué quieres que vean y, más importante aún, qué no quieres que vean.
También deberías considerar detenidamente lo que publicas en las páginas de otras personas y en cuentas oficiales como las de empresas o universidades. Por ejemplo, en 2013 un hombre de Pensilvania fue despedido por “hacer un cumplido” a una estudiante online. Si necesitas ayuda para hacer privadas tus publicaciones, echa un vistazo a nuestras entradas sobre la configuración de seguridad de Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIn y Tumblr.
No conviertas tus datos privados en públicos
Muchas redes sociales invitan a los usuarios a añadir la ubicación de una foto o de una publicación, o muestran los lugares que has visitado. Si te interesa un evento, la red social puede notificárselo a tus amigos por si quieren ir contigo.
Por defecto, cualquiera puede acceder a tus datos y los delincuentes tienen mil y un métodos para usar esos datos, desde colarse en tu casa a robar tu identidad digital. Por ello, recomendamos que escondas este tipo de información a los extraños con la ayuda de los ajustes de privacidad.
Tampoco añadas a perfiles a tu lista de amigos de forma indiscriminada: las personas que envían peticiones de amistad para conectar contigo pueden ser bots, trols o, incluso, delincuentes. Incluso si Facebook te informa de que ambos tenéis muchos amigos en común, no aceptes ninguna petición hasta asegurarte de que se trata realmente de alguien conocido.