Actualmente, con la integración del mundo digital en el mundo físico y viceversa, los cambios en el sector del comercio se están precipitando a un ritmo tan vertiginoso que la evolución constante que le ha permitido desarrollarse a lo largo de los años es ahora una profunda revolución.
Desde hace unos años y hasta este momento hemos hablado en comercio del concepto de omnicanalidad, con el que se busca integrar el mundo digital, en toda su extensión, con el mundo físico, con el objetivo de que ambos canales sean vasos comunicantes y estén totalmente diseñados para agregar valor en el proceso de pago. Sin embargo, la innovación en este sentido pasa ahora por generar oportunidades de compra en todos los canales a través de los datos que genera el propio cliente, analizando su perfil, el patrón de compra y sus preferencias.
En muy poco tiempo hemos pasado de la omnicanalidad a la multicanalidad, hasta llegar al comercio unificado. Pero, ¿cómo ha sido este proceso que ha venido a revolucionar el mundo del comercio?
La industria de los pagos y la explosión de los métodos alternativos que facilitan transacciones instantáneas y a nivel global tienen la respuesta. En efecto, para gestionar esta omincanalidad, una de las propuestas más versátiles que se han implementado es el mobile o pago por móvil. Esto es así porque existen tres factores que agregan valor en este sentido: una menor fricción, una mayor conveniencia y la reducción de costes. De esta manera, el móvil se posiciona como una herramienta de pago muy práctica y funcional.
Aunque el porcentaje de uso todavía no es muy elevado, según el III Informe del Futuro de los Pagos 2019 de UniversalPay, casi un tercio de los compradores prevé que en los próximos dos años este tipo de transacciones será habitual. Más optimistas se muestran los comercios, pues el 43,5% consideran que en 2020 serán los pagos más utilizados, un porcentaje que asciende hasta el 60% si hablamos de aquí a cinco años.
Sus predicciones están directamente relacionadas con una serie de tendencias generalizadas que no dejan de aumentar año tras año: el showrooming o la búsqueda de información complementaria y la comparación de precios en el móvil desde una tienda física. De hecho, tal y como indica el mismo estudio, el 50,6% de los compradores compara precios o características en Internet, cifra que ha aumentado 12 puntos con respecto al año pasado. También se ha incrementado la costumbre de hacer fotografías a los productos: un 43,2% de los consumidores afirma tener este hábito, y un 32,1% asegura utilizar el teléfono móvil para hacer fotos de la publicidad y de las ofertas. En torno a un 20% de los usuarios les gusta pedir consejo sobre la compra o utilizar el teléfono para comprar un producto similar al que ven en tienda vía online.
Para completar esta apuesta omnicanal, es importante que el comercio implemente sus propias APPs, puesto que permiten un rápido aprendizaje sobre el comportamiento y la identidad del cliente, así como las soluciones m-POS, que se posicionan también como un facilitador de la funcionalidad omnicanal, ya que se integran con el sistema de terminales de la tienda y ayudan a generar ventas incrementales y, además, permiten proveer medios de pago alternativos e integrar información de otros canales, así como permitir la financiación en el punto de venta.
En este contexto, cada vez se hace más necesario para el comercio contar con un sistema integrado que permita conectar todos los canales del negocio. En la actualidad, solo el 36% de los comercios tienen integrados en un mismo reporte los canales offline y online, pero la tendencia va en aumento. Si además se centraliza toda esta información, desde los precios hasta la disponibilidad y la descripción del producto, y se mantiene en una única base de datos distribuida para después estar presente en los diferentes puntos de contacto y diferentes canales, estamos hablando ya de un paso más allá, del comercio unificado. Se elimina así la posibilidad de discordancias entre canales y se consigue dar una experiencia completamente unificada al cliente.
Esto, además de otras muchas ventajas y beneficios de cara a las ventas, trae consigo un avance imparable hacia un sistema integrado de pagos, que optimice los flujos de trabajo conectando el cobro por tarjeta en el punto de venta con el ERP y automatizando el sistema de contabilidad y la operativa diaria, de forma que se obtengan informes mejores y más completos, se ahorre tiempo de gestión y disminuyan los márgenes de error, con los costes que ello conlleva, a nivel de productividad y de seguridad.
En este entorno, la tokenización de la tarjeta se torna fundamental para dotar al comercio de la mejor experiencia de compra posible. La tokenización aumenta la protección del consumidor sustituyendo los datos sensibles de su tarjeta por una combinación alfanumérica aleatoria que puede usarse posteriormente en monederos virtuales, cuentas de comercio electrónico y TPV físicos sin exponer los datos de la tarjeta; además de proteger lo máximo posible a las empresas de amenazas como el fraude de falsificación y los ataques de datos, que pueden comprometer los datos almacenados y paralizar la integridad de su negocio. De esta forma, la tokenización mejora la confianza del cliente, favorece los pagos recurrentes, los fraccionamientos de pagos, y el pago one-click, que contribuye a aumentar las ratios de conversión del comercio. A pesar de estas ventajas, a día de hoy solo el 9% de los comercios permiten almacenar los datos de tarjeta del cliente para que no tengan que volver a introducirla, aunque casi 1 de cada 4 planea implementarlo de aquí a 2020 según El Futuro de los Pagos 2019.
Precisamente, la adopción masiva por parte de los negocios de todas estas acciones conseguirá involucrar a los usuarios ofreciendo experiencias relevantes, personalizadas y adecuadas a sus expectativas. Tanto es así, que la implantación definitiva de un sistema integrado de pagos y una experiencia de comercio unificado es, hoy por hoy, el gran desafío y el reto del sector retail a nivel global.