Francia y Estados Unidos se miden mutuamente. Ambos países han decidido darse 15 días más para intentar resolver el conflicto en torno a la tasa Google que amenaza con quebrar las relaciones comerciales entre ambos. Washington considera la medida como un ataque a los gigantes tecnológicos norteamericanos y París niega rotundamente este hecho. Ahora, buscan ponerse de acuerdo.
La noticia la ha anunciado el ministro de Economía galo, Bruno Le Maire, quien ha informado de que las dos administraciones se han concedido 15 días para que se alcance un acuerdo internacional para la tributación de los gigantes tecnológicos.
Le Maire ha indicado que espera que este nuevo plazo de negociaciones sirva para que el país de Trump frene su amenaza de imponer nuevos aranceles a productos franceses en represalia por la tasación a las plataformas digitales.
Esta decisión llega tras una «larga» conversación telefónica entre El Ministro de Economía galo y Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de EEUU la pasada madrugada del lunes. «Hemos acordado redoblar los esfuerzos en los próximos días para intentar encontrar un compromiso sobre la tasación digital en el marco de la OCDE«, explica Le Maire.
El comisario europeo de Comercio, Phil Hogan, ya ha mostrado su postura a favor de Francia al considerar que «tiene el derecho soberano de imponer tasas a compañías digitales de manera justa”. Así, Europa ya ha afirmado que apoyará a Francia y cualquier país de la unión y aseguró que, de frustrarse las negociaciones, “analizaremos todas las posibilidades si EE UU impone aranceles a Francia».
Seis meses de polémica
El senado Galo aprobó el pasado mes de julio el proyecto de ley para la creación de esta conocida tasa con la que busca gravar con un 3% la actividad de las compañías digitales que facturen, al menos, 25 millones de euros en el país y más de 750 millones a nivel mundial.
Al otro lado del océano, sin embargo, la noticia no fue bien recibida y las amenazas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no han cesado desde entonces. La Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos asegura que «la estructura del nuevo impuesto propuesto, así como las declaraciones hechas por funcionarios, sugieren que Francia está dirigiendo injustamente el impuesto a ciertas compañías tecnológicas con sede en Estados Unidos».
