La entrega de la última milla es uno de los principales retos de la logística en la actualidad. Pero para quienes aún no sepan a qué nos referimos con «la última milla» es el paso final del proceso, donde el paquete llega, finalmente, a la puerta del cliente, convirtiéndose en la parte más cara y lenta del proceso de envío.
Esta parte representa el 50,3% del gasto total, según señala el estudio «Last Link: Quantifying the cost» Cushman & Wakefield. El informe señala que este coste está por encima de partidas como el mantenimiento de inventarios (21,8%); los recursos humanos (9,5%); el servicio al cliente (7,8%), o las rentas de los alquileres (4,3%).
Para calcular el coste del último eslabón logístico, la compañía ha desarrollado junto a P3 Logistic Parks el “Total Last Link Cost” o “TLLC Model”. Este modelo analítico, que tiene en cuenta todas las variables que influyen en el gasto, demuestra que la incorporación de instalaciones de última milla a la cadena logística del ecommerce ahorra costes a las empresas, sobre todo en aquellas ciudades más congestionadas.
Concretamente, en el caso de Madrid, el estudio estima que las ventas on-line en España crecen a un ritmo anual del 20%, superior al registrado en otros mercados más maduros. Además, detalla que las rentas de los centros logísticos situados en zonas urbanas de la capital española son entre un 30% y un 100% superiores a las que se registran aquellos situados fuera de las ciudades. No obstante, son más bajas que las que se abonan en ciudades como París o Londres, lo que indica cierto recorrido al alza.
Para terminar, el estudio concluye que reducir el tiempo de entrega al consumidor hasta un máximo de 30 minutos es crítico para las empresas de ecommerce. Esta medida, que se logra con la instalación de centros logísticos urbanos, reduce costes de transporte, desde el 50,3% actual hasta el 32%, concretamente, y aumenta la satisfacción de los clientes.
