La digitalización ha venido para quedarse, y adaptarse a ella ya es cuestión de vivir o morir para todas las empresas del mundo actual. Su imparable crecimiento y los cambios que supondrán a futuro fueron uno de los temas tratados en el evento ‘Retos para 2018: La empresa y sus líderes ante la era digital’, celebrada el pasado jueves 16 de noviembre. La jornada organizada por APD y Capgemini contó con la presencia de Javier Rodríguez Zapatero, Presidente de ISDI, quien puso en valor las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías.

El ponente comenzó su intervención con un vídeo metafórico: imagínense que se quedan atrapados en una sala en la que cae una gota, y a partir de ese momento las gotas se multiplican por dos cada minuto (min 2: dos gotas, min 3; 6 gotas…). ¿Cuánto tiempo tendrían para salir? 32 minutos. Pero el dato realmente asombroso es que solamente cuatro minutos antes de llenarse la sala, el agua solo ocuparía el 6% del espacio. “A cuatro minutos de morir estaríamos disfrutando con el agua en la rodilla sin ser conscientes que vamos a morir”. Todo ocurre en el minuto 28, y darse cuenta de cuándo este minuto está cerca es fundamental para tomar la decisión correcta.  

Llevando este ejemplo al mundo empresarial, el ponente explicó que ahora el mercado está en el minuto 28, que “esto no ha hecho nada más que empezar y lo más fuerte está aún por llegar”. Vivimos en una revolución de curvas exponenciales según el presidente de ISDI, quien explicó que pese al “vértigo de la realidad me declaro un positivo digital. Creo que esto nos está abriendo un mundo de posibilidades”.

El aumento imparable de los usuarios de internet supone una creación de información dirigida al infinito. Esto no tiene fin. Para poner estos datos en escala, el ponente compartió datos de Eric Schmidt, Presidente de Google, quien afirma que “desde el inicio de la humanidad hasta el año 2003, se creó información almacenable en 5 extrabytes. Hoy en día, tal cantidad de información se genera en internet en sólo 6 horas. Y esta tendencia se está acelerando”.

Una vez somos conscientes del nivel de información que se maneja, la ventaja competitiva no está en la información en sí, sino es cómo llegamos a ella y cómo la utilizamos. Así, es imprescindible moldear el pensamiento para que la acción y la intuición estén más cerca. El ponente añadió además que “el coste de no probar es mucho mayor que el de probar”.

Javier Rodríguez Zapatero, Presidente de ISDI, defendió las plataformas como una de las herramientas más consolidadas, pero su desarrollo debe está pensado en base al cliente del ahora: un cliente conectado, poderoso, sabio, ocupado y con grandes expectativas. El esfuerzo de las empresas debe focalizarse en entender, acompañar y ayudar al cliente en su vida cotidiana y esto “implica un inversión económica, sí, pero la inversión en tiempo y conocimiento es mucho mayor”, según el ponente.

No cabe duda de que los primeros puestos de las mejores plataformas del mundo las ocupan las americanas. Según datos expuestos por el ponente, las plataformas más grandes de América aglutinan en torno al 80% del tiempo que los usuarios de todo el mundo pasan en internet. “¿Cómo es posible que ninguna plataforma europea se haya unido a esta revolución?”. El gran problema de las plataformas europeas reside en la regulación actual, que ralentiza los procesos y muchas veces termina por destruir las ideas de los emprendedores. El ponente demostró el problema regulatorio con un dato: “Una plataforma europea que quiera acceder a los más de 400 millones de internautas que hay en Europa tiene que pasar 167 legislaciones diferentes”.   

El cambio que estamos viviendo no ha hecho más que empezar y su rapidez irá aumentando con el tiempo. Además, este cambio ha hecho que internet desnuda la mediocridad y solo sobrevivan los que hacen las cosas bien. Esto puede generar sensación de “agobio; y es más, quien no se agobie tiene un problema”, según el presidente de ISDI. Aun así, el ponente destaco las grandes oportunidades que nos brinda el futuro deseando a los asistentes que estuvieran “incómodamente emocionados”.