Vivimos en un mundo en el que esperamos que todo sea inmediato. Amazon hace pruebas con entregas a través de drones, gracias a Deliveroo podemos pedir comida para casa de nuestro restaurante favorito y disfrutamos de maratones de nuestras series favoritas en Netflix.
Esta tendencia que mezcla la impaciencia y la instantaneidad también se ve claramente en el sector fintech. Gracias a los pagos contactless, vamos de compras y pagamos con un solo toque de tarjeta o a través de nuestro smartphone con Apple o Samsung Pay. Y es que el móvil ha impactado en la industria de los pagos más que cualquier otro dispositivo, tanto que nos preocupa mucho más perder nuestro teléfono que la cartera.
En Azimo estamos viendo cada vez a más gente que se aleja de los servicios tradicionales de transferencias de dinero, ya que los consumidores queremos tener la posibilidad de enviar dinero en cualquier momento y en cualquier lugar. Esto tiene mucho sentido, ya que la sociedad de hoy en día carece de tiempo y no está dispuesta a perderlo esperando en una cola en el banco, rellenando cientos de formularios o esperando a que su dinero llegue al otro lado del mundo.
Por supuesto, veremos muchos más avances en el mundo tecnológico en un futuro cercano, mientras que los dispositivos móviles van ganando peso en el mercado. En los próximos 10 años los servicios financieros serán una parte fundamental de los sistemas operativos de los móviles, tanto que el hecho de no poder controlar nuestras finanzas a través del teléfono será tan arcaico como lo es hoy la televisión en blanco y negro. Personalmente, creo que veremos muchas más integraciones entre empresas y un mayor apetito por los consumidores por la gestión del dinero sin retrasos ni fricciones.
La mejor manera de implementar el sistema de pagos instantáneos en un mercado competitivo
Es fundamental que las empresas ofrezcan formas de pago cómodas e instantáneas para los consumidores. Las compañías ecommerce están haciendo todo lo posible para asegurarse de que sus opciones de pago sean tan digitalmente nativas y sin complicaciones como sea posible. Somos nativos digitales y esperamos que los sistemas financieros que usamos también sean digitales, que podamos acceder a ellos desde cualquier lugar y a través de cualquier dispositivo con un mínimo esfuerzo. La mayoría de las cosas son accesibles al instante y no hay motivo por el que tengamos que esperar para cobrar un cheque o varios días para que el dinero llegue a la cuenta bancaria del receptor.
La solución, aunque no lo parezca, es sencilla: consiste en integrar los pagos en las actividades diarias que los consumidores llevan a cabo, haciendo que la gestión del dinero sea algo tan natural como lavarse los dientes antes de acostarse. La integración de compañías, entre las que se encuentra Azimo, con herramientas como Facebook Messenger o Siri, está cambiando radicalmente la forma en la que las personas gestionan y envían dinero.
La brecha se está haciendo cada vez más grande entre los usuarios y las empresas de servicios financieros tradicionales, que se están conduciendo a sí mismas al fracaso. Si las demandas de los consumidores no se ven cubiertas por sus proveedores actuales, cambiarán a los que sí que las cubren. Lo hemos visto con Uber, Spotify, Deliveroo y quedan muchas otras por llegar. Nos encontramos en un momento tremendamente emocionante. La carrera ya ha comenzado y, en términos de envíos de dinero, Azimo estará en las primeras posiciones.