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El auge del ecommerce y la convergencia de los canales off y on

El uso de Internet es cada vez más activo en todos los aspectos de la vida de las personas. Uno de los ámbitos en los cuales esta presencia es cada día más relevante, tanto por el número de personas que utilizan Internet con dicho fin como por el impacto económico que tiene, es el comercio. Según el estudio Sociedad de la Información en España 2013, presentado hace unos días por la Fundación Telefónica, que traza un perfil del internauta español: sus pautas de consumo, usos y costumbres, el comercio electrónico se ha convertido en uno de los sectores más fuertes de la economía españolas.

Así, de 820 millones de habitantes que residen en la Unión Europea, 529 millones utilizan Internet, y de ellos, prácticamente la mitad, 250 millones son usuarios de comercio electrónico, lo que muestra el alto grado de aceptación que tiene este servicio.

Año tras año, las cifras de facturación asociadas al comercio electrónico no hacen más que subir independientemente de que la coyuntura económica sea más o menos favorable.

En España, en el primer trimestre de 2013 el comercio electrónico muestra un incremento del 15,1% hasta alcanzar los 2.822,6 millones de euros de volumen de negocio. En ese mismo periodo se ejecutaron 43,5 millones de operaciones.

Otro aspecto que viene a mostrar la fortaleza del comercio electrónico es la gran asiduidad de uso, con una media de 2,1 compras al mes. El 22% de los internautas utiliza el comercio electrónico con una asiduidad semanal.

La tipología de artículos que los usuarios compran es muy diversa, y mantiene un carácter muy parecido al del año anterior, con un gran predominio de los productos relacionados con los viajes. Así la opción “Agencias de Viajes y operaciones turísticas ” sigue en primer lugar con un 13,8% del total de la facturación y el transporte aéreo ocupa un 11% del total.

Tampoco cambia el origen y destino del comercio electrónico con casi la mitad de la acturación (43,2%) que se compra en webs extranjeras desde España, un 40,4% que tiene origen y destino en territorio nacional y un 16,4% que se compra desde el exterior en webs españolas, lo que nos muestra un saldo negativo en la balanza comercial.

Respecto a la adopción por parte de las empresas, existe un retraso con respecto a los ciudadanos y tan solo un 19% de las empresas españolas utilizan Internet para realizar compras, aunque como aspecto positivo se puede señalar que esta cifra es superior a la media europea. En cuanto a la utilización de Internet como instrumento de venta, el dato es todavía inferior, un 13%, un punto por debajo de la media europea lo que muestra que existe todavía un gran espacio para la mejora.

El comercio electrónico se encuentra en un proceso de maduración que hace que los servicios se vayan redefiniendo e integrando con otras aplicaciones. Un ejemplo claro de este fenómeno es su cada vez mayor relación con las redes sociales.

Si bien es cierto que tan solo un 14% de los usuarios de redes sociales han comprado a través de estas aplicaciones, las redes sociales acompañan todo el proceso de compra. Así, un 52% de los compradores online siguen los perfiles de tiendas online, un 43% leen comentarios de otros usuarios, o un 24% comparten links de tiendas.

Pero sin duda alguna el fenómeno más importante que estamos viviendo respecto a la evolución del comercio electrónico, es la convergencia con otros canales de venta, lo que permite potenciar la experiencia del consumidor ofreciendo un  mundo de posibilidades que estamos en proceso de descubrir.

Y es que el mayor miedo que tienen los distribuidores tradicionales es que el usuario utilice sus servicios como un mero escaparate de los productos y se decante posteriormente por realizar la compra en webs online que ofrezcan precios más ajustados. Es el fenómeno que se ha venido a denominar “showrooming” y que practican ciertos internautas (un 11% en el caso de productos de electrónica) cifra inferior a los que practican el fenómeno contrario, buscar productos en Internet y comprarlos en tiendas físicas, el llamado “webrooming” (50%). Esto no hace más que mostrar cómo no se deben considerar ambos canales de forma aislada, y es que el 63% 8 de las ventas online pertenecen a empresas que utilizan también canales físicos de distribución. Por este motivo son muchas las empresas que empiezan a explorar con éxito los beneficios de interacción de los canales.

 Por ejemplo, la empresa textil Zara recibe en su red de tiendas el 80% de las devoluciones de las compras realizadas online9; Marks and Spencer permite a sus usuarios incluso realizar compras online desde las instalaciones de la propia tienda; Home Depot utiliza sus propias tiendas como punto de entrega para la tercera parte de los pedidos online. Este último ejemplo muestra una alternativa para abaratar los costes de entrega, uno de los puntos más débiles del comercio online y que puede apoyarse en las tiendas físicas como una alternativa viable, sobre todo teniendo en cuenta que para la mitad de los compradores online8 el “Free Shiping” es la opción más valorada.

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