En los últimos años, las ofertas para incitar a los consumidores a iniciar sus compras de cara a las Navidades empiezan antes, aproximadamente, en el mes de octubre con el Prime Big Deal Days de Amazon. Después, en noviembre, nos encontramos con el festival de ofertas del Grupo Alibaba y con el Black Friday y Cyber Monday; que muchas marcas han convertido en Black Month o Black Week. Y una vez que pasan las navidades, comienzan las rebajas de invierno.

Pierre Talamon, presidente de la Federación Nacional de la Indumentaria (FNH) francesa, indicó en una entrevista con RMC que «los consumidores están especialmente cansados ​​de las múltiples promociones, en particular del Black Friday de noviembre«. Durante la entrevista profundiza en los cambios que se están observando en los consumidores y la saturación de ofertas que reciben durante los últimos meses del año, que provocan que las ventas cada vez sean menos atractivas para estos.

Además, Talamon habla de la necesidad de aplazar la época de rebajas de enero por lo menos un mes más tarde, ya que como explica, «las rebajas están pensadas para liquidar las existencias al final de la temporada, pero empiezan 15 días después del inicio del invierno«. Esto provoca que los resultados de las rebajas no sean los esperados para los vendedores y la facturación de las marcas se vea afectada, porque el consumidor compra las prendas de invierno más baratas cuando deberían de comprarla al «precio justo«.

La anticipación de las rebajas invernales también tiene un impacto en la industria de la distribución, promoviendo estrategias orientadas hacia un consumo desmesurado y el aumento de volúmenes, en detrimento de prácticas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Desde una perspectiva ecológica, esta competencia por las ventas se percibe como perjudicial, ya que estimula un consumo impulsivo y contribuye a la generación de residuos. También afecta en gran medida a los pequeños comercios, que son los primeros que no pueden hacer frente a las rebajas de enero.