En 2018 Amazon compró Ring, una compañía de video-vigilancia y domótica adquirida cuyo valor alcanzó los $1.000 MM. Con esta jugada, Jeff Bezos pretendía solventar el mayor quebradero de cabeza de cualquier empresa logística: gestionar las ausencias del cliente en domicilio para la entrega de paquetes.
Y es que las incidencias de entrega en primera instancia encarecen mucho la factura logística de una empresa. Ring propone un sistema de timbre inteligente, con el que podemos contestar y abrir de forma remota la puerta de nuestro domicilio (a un repartidor o a un empleado del hogar o incluso a algún recluso fugado de la justicia).
Mientras ese sistema se va desarrollando e implantando en el mundo (que acabará sucediendo con Ring, Rong o Contestín), a Jeff Bezos se le ha ocurrido aunar dos departamentos: el departamento de Ring y los responsables del proyecto drone de Amazon.
Y precisamente la división Ring de Amazon presentó (por 249$) Ring Always Home Cam, un drone casero con una cámara de vigilancia incorporada, capaz de volar por toda nuestra casa y enseñarnos en tiempo real qué está ocurriendo. Ideal para ahuyentar potenciales ladrones, como en este video de presentación.
Más allá de causar furor, la opinión pública se ha llevado las manos a la cabeza, preocupada por la evidente invasión de privacidad que puede suponer el cacharro volador.
Desde Ring alegan que su drone podría usarse para comprobar si un propietario se ha dejado la estufa encendida o una ventana abierta, y prometió que sólo grabaría mientras volaba. También haría un sonido de zumbido para que estuviera claro cuándo estuviera filmando.
