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Tabletas, portátiles, ‘ultrabooks’, libros electrónicos… ¿Realmente son un buen regalo para estas fiestas?

Con las fiestas navideñas, la publicidad incita a comprar regalos, y cada vez más se promocionan distintos aparatos electrónicos. Primero fue Papá Noel, y ahora llegan los Reyes Magos, y hacer regalos a nuestros seres queridos y amigos se vuelve un objetivo más. Sin embargo, es necesario mantener una actitud de consumo responsable. ¿Necesitamos esos aparatos?¿Tenemos en cuenta que uso se les va a dar? ¿Pueden ser un regalo “envenenado” que lleve aparejados más gastos?

Los dispositivos portátiles se han convertido en uno de los regalos estrella en estas fechas. Eso a pesar de que sus precios pueden oscilar entre los casi 500 euros que cuesta el Ipad con pantalla de retina a tabletas -‘tablets’- más económicas que rondan los 250 euros. En estos tiempos de crisis, este dinero supone un pequeño capital que hay que invertir con responsabilidad, tanto para uno mismo como para regalar. Son productos que no pueden sustituir a un ordenador portátil y que ofrecen prestaciones que probablemente un usuario medio no vaya a utilizar. Desde la Asociación de Impositores de Bancos, Cajas y Seguros de España (ADICAE) en Aragón, explican su punto de vista sobre los regalos navideños.

¿Tabletas o portátiles?

La disyuntiva parece estar ahora en qué comprar, una tableta o un portátil. Hay que considerar estos productos como diferentes y complementarios. Así, las tabletas son dispositivos que se usan y manejan desde la propia pantalla, con un peso y dimensiones que permiten llevarlos hasta en un bolsillo amplio. Esto permite que se pueda usar para leer, consultar el correo o ver vídeos en distintas estancias del hogar o en pleno viaje. 

Los ordenadores portátiles, en cambio, y a pesar de su nombre, son menos cómodos para su transporte. A cambio, ofrecen mayor solidez -no son todo pantalla- y un teclado físico, siempre más cómodo para trabajar y su ‘hardware’ es más potente. Además, disponen de varios puertos USB y, aunque su uso está en claro retroceso, muchos todavía tienen lector de CD y DVD.

¿Una tableta puede sustituir a un portátil? Hasta cierto punto, sí. Si se utiliza el ordenador solo para ver contenidos como webs, libros o vídeos, la tableta ofrece estas funciones en un formato mucho más cómodo. Pero si se trata de un aparato que usamos también para trabajar de forma habitual -redactar textos, procesar imágenes, montar vídeos…- el portátil sigue siendo la opción adecuada para soportar y realizar de forma cómoda este volumen de trabajo. Una opción intermedia son los ‘ultrabooks’, portátiles extremadamente finos.

Para leer, un libro electrónico

Si lo que necesita el consumidor es un aparato solo para leer, la opción más adecuada es un libro electrónico (‘e-book’). Su coste es mucho más económico (rondan los 130-160 euros) y permiten almacenar centenares de libros. Muchos títulos, además, son de acceso libre, bien a través de bibliotecas públicas, que ya empiezan a prestar libros en este formato, bien porque están disponibles en Internet en dominio público y libres de derechos, como es el caso de muchos autores clásicos.

La gran variedad de productos de este tipo aconseja que, antes de comprar, se tenga claro al menos para qué se va a usar el aparato. Una tableta puede resultar un regalo de efecto, pero puede que se le acabe dando el mismo uso que el portátil o el móvil que ya se tenía y no se aprovechen las prestaciones por las que se ha pagado. Acumular tecnología que no tiene una utilidad real supone, además de un gasto innecesario, realizar un consumo poco responsable que contribuye a la generación de basura tecnológica.

Además, hay que tener en cuenta que para disfrutar plenamente de estos aparatos y sus aplicaciones es necesario tenerlos conectados a Internet. La conexión se realiza por red inalámbrica, tanto la que el consumidor tiene contratada en su casa como la que ofrecen ayuntamientos, hoteles, transportes, etc… Pero también, es el caso del Ipad, hay modelos que pueden tener conexión 3G como los teléfonos móviles -para quienes quieren tener conexión en todo momento y no depender del wifi-. Esto implica tener que contratar una tarifa de datos con una operadora de telefonía, por lo que al precio original del aparato hay que sumar este coste.

Garantía de dos años, por ley

Si al final se opta por comprar uno de estos productos, el consumidor ha de saber que, como todo bien de consumo, de conformidad con la Ley 23/2003, de 10 de Julio, de Garantías en la venta de bienes de consumo, el plazo mínimo de la garantía de los productos de naturaleza duradera es de dos años. Si en dicho plazo se manifiesta algún defecto, quien responde de su subsanación es el vendedor. 

En el momento de la compra del producto,  el consumidor tiene derecho que el vendedor le entregue el documento de garantía, que debe recoger el producto sobre el que se aplica la garantía, quién es el garante (puede ser el fabricante o el importador del producto), el titular de la garantía, sus derechos y el plazo de la garantía. La garantía es gratuita para el consumidor y se le debe dar solución en un plazo razonable.

Cuidado con la letra pequeña de las marcas

En el caso de tener que ejercer el derecho de garantía para un portátil o tableta, hay que tener en cuenta que, por lo general, la mayoría de establecimientos -o el propio consumidor, si la venta ha sido directa- remiten el producto al fabricante para que repare el defecto. Este proceso puede llevar algún tiempo -a veces varias semanas- y el consumidor puede verse sin un aparato de uso cotidiano durante días. Puede haber además sorpresas. Sony, en su garantía para tabletas, precisa que “no cubre los costes de transporte ni los riesgos asociados al transporte del producto desde y hasta Sony o un miembro de la red de asistencia técnica”. 

Otros, como el Ipad de Apple ofrecen “un año de garantía limitada”. Esto puede dar lugar a confusión, ya que se refiere a un servicio que ofrece la propia marca, y que se superpone, no sustituye, a los dos años a los que tiene derechos el consumidor.

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