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Los precios del petróleo brent auguran un futuro peligroso para la economía global

En los mercados siempre hay valores que tienen fama de ser seguros. Productos y operaciones que van de la mano y que nunca suelen tener un impacto negativo en los inversores, pero las cosas parecen estar cambiando. Las fluctuaciones que ha sufrido el precio del petróleo en los últimos años lo están dejando en una situación comprometida. Y lo que es peor, dada la fuerte influencia de esta fuente energética en prácticamente todo el mundo, su debilidad está haciendo que cada vez se vea más claramente la gran debilidad de la economía global.

En las últimas semanas, el precio del barril del petróleo brent ha registrado unos valores mínimos que no se veían en mucho tiempo. A comienzos de mayo, los 72,33 dólares al cierre de mercado dejaban unas cifras que se vieron por última vez en diciembre de 2021, y que habían bajado incluso a un mínimo de 71,70 durante la jornada. Algo está pasando con el petróleo que está afectando a su valor considerablemente y que, además, está dibujando un horizonte muy negro tanto para él como para las economías que dependen de su precio.

¿Por qué el petróleo Brent se está topando con estos precios?

Las expectativas que hay depositadas sobre el petróleo se han revisado a raíz de las fuertes fluctuaciones de las últimas semanas. Todas las previsiones han pasado del alza a la baja viendo la trayectoria de los precios, afectados por una serie de factores que miran principalmente a Estados Unidos, uno de los agentes más influyentes en su valorización.

La crisis bancaria del First Republic, posteriormente rescatado por JPMorgan, ha provocado una fuerte agitación en el mercado global que se ha reflejado en caídas masivas de numerosos activos de peso. El malestar de la economía de EEUU se ha acentuado con la reciente iniciativa de la Reserva Federal de elevar 25 puntos básicos la subida de tipos de interés, suponiendo un brutal impacto para todos los bolsillos del territorio norteamericano. La onda expansiva ha sido tal que, incluso al otro lado del charco, ha provocado una subida que ha dejado los tipos de interés generales en torno al 5,25 %, los más altos desde 2007, en plena crisis económica mundial.

La caída de demanda del mayor consumidor de crudo que hay en todo el mundo también ha supuesto un impacto descomunal. La fabricación en China ha disminuido, lo que ha supuesto una inmovilización de barriles de petróleo que no son necesarios. Algo que ha coincidido, a su vez, con un aumento del inventario de gasolina en terreno estadounidense. Con una previsión de 1,2 millones de barriles, la realidad ha puesto 1,7 millones de barriles en el tablero de juego, lo que afecta también al valor del crudo por el exceso inesperado.

Esto ha desencadenado una tormenta perfecta que, en lo que va de año, ya apunta a una caída del 15% en el precio del petróleo y que, en consecuencia, está dejando mella en todos los mercados del mundo. La mejora de la dinámica de producción en China es algo positivo, pero el peligro de la creciente inflación y su relación directa con los problemas que están sufriendo las bancas de diferentes partes del mundo están dejando una huella cada vez más profunda cuyo rastro está en un petróleo que pierde valor e importancia y que, sobre todo, muestra que poco a poco va dejando de ser un recurso fiable para pasar a ser algo satelital.

¿Llega la hora del cambio?

Territorios como Europa han dependido enormemente del petróleo, sobre todo de la producción rusa, pero el conflicto bélico que comenzó en 2022 no ha hecho más que recrudecer la situación y provocar que el precio se dispare, como también que se busquen otras alternativas. Afortunadamente, vivimos la era de las energías renovables y de las fuentes energéticas alternativas. Soluciones que, además de ser mucho menos dañinas para el medio ambiente, están ganando suficiente relevancia como para empezar a quitar terreno al petróleo.

Es algo que se está viendo a nivel doméstico y a nivel profesional. Mientras las pequeñas, medianas y grandes empresas empiezan a implantar soluciones sostenibles y a utilizar fuentes de energía renovables para su día a día, consiguiendo un mayor ahorro en consumo y costes, como también reduciendo emisiones, la inversión en energía empieza a alejarse cada vez más de los fósiles combustibles y su caducidad.

El cambio tardará en darse, pero llegará en algún momento u otro. Las fluctuaciones del petróleo son la muestra de que la mecha se va acortando y que hay que empezar a mirar otros recursos como valores sólidos para reforzar la economía a nivel internacional, como también la clara necesidad de evitar la fuerte dependencia que hay respecto a este. Diversificar siempre ha sido clave para la salud económica, y estamos viviendo un fenómeno que lo muestra con más claridad que nunca.

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